Friday, October 28, 2016

International Religious Freedom Day in Cuba on Eve of Membership Vote for UN Human Rights Council

Catholic Laymen threatened day before Castro regime re-elected to Rights Council

Dagoberto Valdés threatened by Castro Intelligence service

October 27th is International Religious Freedom Day. This year marked the 18th anniversary of the 1998 International Religious Freedom Act, a law that supposedly solidified the role of religious freedom in U.S. foreign policy and diplomacy.

Cuban Catholic layman Dagoberto Valdés was called to appear at State Security headquarters that same day where he was taken to an interrogation room and threatened by Lieutenant Colonel Osvaldo Labrador who warned him that from now on his life would be very difficult.  He was photographed, finger printed and his arterial pressure measured. The entire affair took place over two hours and fifteen minutes. Dagoberto believes that he was targeted specifically for being a Catholic laymen and civil society activist.

This action was carried out on the eve of the Castro regime's vote at the United Nations General Assembly in New York City for membership on the Human Rights Council based in Geneva Switzerland.

Despite a pledge that makes a mockery of both human rights and the historical record the Castro regime obtained 170 votes and will now be a member of the UN Human Rights Council.

2016 has been the worse year on record for religious repression in Cuba since 1992 when the Castro regime ended its status as an atheist regime actively suppressing religious activity.

UN General Assembly in New York City votes on Human Rights Council membership

Dagoberto's full statement, in Spanish, is reproduced below:

DECLARACIÓN DE DAGOBERTO VALDÉS HERNÁNDEZ DESPUÉS DE LA CITA DEL 27 DE OCTUBRE 2016 
Hoy 27 de octubre de 2016 fui citado por dos oficiales del Ministerio del Interior en mi casa a las 10 de la mañana para comparecer hoy a la 1.00 p.m. en la Sede del Departamento Técnico de Investigaciones Criminales (Seguridad del Estado) en el km 4.5 de la carretera a San Juan. 
Llegué a ese lugar a tiempo y unos minutos después de la hora citada me recibieron el Teniente Coronel Osvaldo Labrador, jefe de la Unidad y el Mayor Joaquín. Me condujeron a un cuarto de interrogatorio en el que fue filmada toda la conversación. El Teniente Coronel Labrador, después de preguntarme por mi estado de salud, dijo que esta era una advertencia oficial ante la posibilidad de cometer delitos contra la seguridad del Estado tipificados en el Código Penal del que leyó algunas partes. Me dijo que en todos estos años yo me había mantenido como en el filo de una navaja entre ser un laico de la Iglesia y ser un contrarrevolucionario. Y que a partir de hoy mi vida sería muy difícil. Todo esto en un clima severo y respetuoso. No hubo maltratos físicos. 
El Mayor Joaquín argumentó el por qué de la advertencia diciendo, entre otras cosas, que tenían en su poder material ocupado a alguien que lo había sustraído de mi ordenador personal en mi casa hace unos años en el que aparecía mi diario personal y otros informes de proyectos de apoyo a Convivencia, y que recibía dinero de los Estados Unidos. Le contesté que no hemos recibido nunca financiamiento del gobierno de Estados Unidos. El Mayor me repetía por cuarta vez en esta misma cita que la Revolución no ganaba nada procesando y enjuiciando a Dagoberto Valdés. Que por esto era la advertencia para que yo evaluara y rectificara. Aseguré que Convivencia es y será un proyecto cívico y que todo lo que hacemos es para bien de nuestra Patria. 
Pregunté qué significaba que a partir de hoy mi vida sería difícil y el TC Labrador me explicó que eso sería en caso de que cometiera uno de los delitos advertidos. Pregunté si eso significaba una amenaza y me dijo que era una advertencia y que se levantaría un Acta de Advertencia, se me llevó a un cuarto de “la técnica” y se me tomaron las huellas digitales y palmares, la huella de olor en la pelvis y fotos de frente y de perfil. Después me llevaron a la enfermería para medirme la presión arterial, aunque manifesté al mayor Joaquín que yo me sentía muy bien de salud. Como en efecto fue comprobado en la enfermería. 
Así terminó esta cita de alrededor de dos horas y quince minutos. Reitero lo que dije ante la anterior cita que no se realizó el 19 de octubre de 2016: Estoy en las manos de Dios. Estoy seguro que mi vida de hoy en adelante seguirá en sus Manos y cualquier cosa que pudiera suceder en mi vida lo pongo igualmente en sus Manos de Padre. No tengo ninguna duda de que lo que he hecho es precisamente por ser un hombre de Iglesia, un laico católico. Ofrezco a Dios todo por el bien de Cuba, de su Iglesia y de Convivencia. Aprovecho la ocasión para agradecer de todo corazón la inmensa solidaridad recibida de amigos y hermanos de muchos países e instituciones, así como las oraciones de pastores y hermanos de diferentes confesiones religiosas. 
Dagoberto Valdés Hernández
Director del Centro de Estudios Convivencia

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